13.Era tarde para salir a ver la ciudad

Era tarde para salir a ver la ciudad, así que nos quedamos en casa de Emily. Sus padres habían venido a pasar unos días con nosotras.

-¡Qué guapa estás! ¡No has cambiado nada! ¡Vamos dame un abrazo!

Carmen me abrazó y me besó tantas veces que no cabía ninguna duda de que era española.

Después de enseñarme la casa, me dieron tiempo para deshacer mi equipaje, el armario de la habitación de invitados estaba vacío para mi. Coloqué todas mis cosas mientras Spike, uno de los perros de Emily no me sacaba ojo.

Después de cenar nos quedamos un rato charlando los cuatro, de España, de mi madre, de Adelaide, de que me iba a gustar.

Nos acostamos pronto, estábamos agotadas del tute de estos días y yo aún tenía algo de resaca del viaje. Estaba leyendo un libro tumbada en la cama cuando Emily llamó a mi puerta.

-Pasa

-¿Puedo dormir en tu cama esta noche? -Separé el edredón y le hice un hueco a mi lado. Se acurrucó en mi. -¡Cómo te he echado de menos! Nunca he tenido otra amiga como tu.

La abracé con todas mis fuerzas y me puse a llorar.

-Estás agotada aún, por los cambios horarios, dormir mal, no te preocupes por nada, Talara, aquí estás a salvo. Verás como esto te gustará.

-Estoy segura de ello Emily. Necesito pensar, necesito aclararme, no he tenido un año sencillo. El haber sido presa fácil para una amiga y para un novio ha sido un peso enorme, me ha bloqueado el camino. Vivía bien, cómoda, hubo un momento en el que adoré a Alfonso, pero él se alejó, se alejó hasta el punto de que nunca había estado conmigo, había sido un engaño, todo, nuestra vida en común, nuestros sueños, nuestra pasión, me engañó desde el primer momento. Y mi amiga…, Dios Emily, cómo te he echado de menos. -Ahora era yo la que me acurrucaba en ella. -Pensé que tenía una amiga, y todo había sido planeado, todo, hasta la manera en la que nos conocimos, sé que suena maquiavélico, pero… ¿Te das cuenta de que fui utilizada de la peor de las maneras? ¿Cómo se supera esto, Emily? Es más que una traición. ¿Cómo podré volver a fiarme? ¿Sabes lo único bueno? Que he conocido a un hombre por el que moriría de nuevo. Me enamoré de él antes de descubrir el engaño, antes de saber que había sido traicionada. Sergio ha sido la fuerza que me ha mantenido en pie todo este tiempo, mi amante, mi amor, mi amigo, mi alma, mi vida, todo, ha sido y es todo para mi. Reconozco que en mi vida no he tenido grandes experiencias ni aventuras increíbles, pero he amado mucho, he amado hasta romperme, he amado hasta la locura, créeme cuando te digo que hasta la locura. Uno no sabe hasta dónde es capaz de amar, y hay un momento en el que sientes que se rompe tu corazón, literalmente, lo sientes romperse en mil pedazos, y te vuelves loco, porque no entiendes y necesitas entender, porque es todo tan cruel que sientes como se caen cada uno de esos trozos en los que te acabas de romper. Y la cabeza no responde porque no entiende, y te sientes destruida, destrozada. Y aquello que te hacía levantar cada mañana desaparece porque no tienes aire, porque no tienes fuerza, porque no quieres, porque te daría igual vivir que morir. Y sientes que el mundo se hunde bajo tus pies, intentas ponerte en pie y lo poco que quedaba se derrumba, caes al abismo y nadie ni nada te sujeta y no hay fin y tienes vértigo y no puedes más. Hasta que te das cuenta que la vida sigue, que tú pese a todo sigues, que te despiertas cada mañana, aunque sin ganas, que hay personas que luchan por ti, porque te encuentres un poco mejor cada día, y es en ese momento cuando alguien abre una ventana y te da la luz y empiezas a comprender que puede que todo vaya bien, que pese a todo aún amas, aún te aman a pesar de ti, a pesar de tus bajezas. Y comienzas a ver un pedacito de sol cada mañana. Y aquí estoy, contigo, en el otro lado del mundo, contándote mis cosas, sabiendo que nos queremos a pesar de los años, a pesar de la distancia, a pesar de la vida.

Besé la mejilla de Emily, estaba humedecida por su llanto, la abracé, como se abraza a los amigos, con el cuerpo y con el alma y nos dormimos, tranquilas, porque de nuevo estábamos juntas.

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