Mi querido amigo:

Hoy te escribo desde el jardín botánico. Estoy tumbada en la hierba y el mundo se percibe de otra manera.
Cómo ruido de fondo escucho la ciudad, pero se siente el silencio y la soledad.
Las golondrinas intentan jugar conmigo, con mi cámara, pero hoy no les hago caso, me centro en lo que escucho y en ver el mundo del revés.
Cuando era estudiante me ponía de espaldas a la catedral, me tumbaba en el suelo, echaba hacia atrás la cabeza y la veía del revés. Hoy el jardín lo estoy apreciando de medio lado y así quiero que lo veas. Hay muchas maneras de ver el mundo, de mirarlo, y si eres capaz de observar, lo apreciarás también.
Recibe mi abrazo. Cuídate.