Mi querido amigo:

Sé que estás bien, que te sigue gustando que te escriba y escuchar mi voz.
Hoy he vuelto a acercarme al mar, estaba tranquilo, en calma. Por un momento me dejé arropar por su sonido. Cuando me acerco al mar, me gusta escucharlo, nunca voy con auriculares, ni con música. Me encantan los sonidos de la naturaleza y la paz que infunden, intento relajarme, respirar profundo y mimetizarme con él, pasar totalmente desapercibida y dejar de lado los problemas del día a día. Inténtalo, cuando puedas, si no tienes cerca el mar vale la montaña, el campo, busca un lugar en el que el ruido de la ciudad desaparezca y siéntelo, disfrútalo, vívelo, como si no hubiera un mañana, escucha sus sonidos, en cada lugar son diferentes, escucha la vida que existe a tu alrededor, mira los colores, empápate de luz para que después puedas transmitirla. Siente, siente la paz, el silencio, la calma. Eso que sientes es la felicidad.
Recibe mi abrazo. Cuídate.