Mi querido amigo:

El suelo cede, a veces, bajo mis pies. No sé si te pasa a ti también, pero por momentos me siento débil, como si todo fuese una farsa, como si no supiera muy bien qué camino debo seguir, como si todo el mundo me estuviese engañando, como si todo en lo que creía y por lo que luchaba se hubiese difuminado hasta convertirse en una gran mancha que avanza y lo cubre todo sin dejarme ver lo que hay debajo.
Me ahogo, a veces no puedo respirar, cada vez que cambia algo para bien, hay algo que hace que volvamos hacia atrás y no logro entender cuál es el motivo. ¿Quién maneja los hilos de la humanidad? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Una guerra silenciosa sin balas que pretende desestabilizarnos para manejarnos mejor? Sin cultura no hay futuro, sólo marionetas, tenlo en cuenta, por favor.
Mi cabeza me dice que nada es real, que pronto saldré de esta pesadilla, porque no es más que eso: una pesadilla que pronto pasará, porque me despertaré y me estará esperando mi café recién hecho con un par de tostadas recién hechas y un zumo de naranjas recién exprimidas y todo volverá a ser lo que era: normal, qué raro me suena ahora esa palabra: normal, parece extraordinaria, en época de incertidumbre, lo normal se ha hecho extraordinario.
Recibe mi abrazo. Cuídate.