Mi querido amigo:
No sé durante cuánto tiempo más podré acompañarte. A veces estoy demasiado triste como para poder conseguir que tú sonrías al escucharme y ese no era el plan, por lo menos no era mi plan. Pretendía ser esa persona que pudiera darte ánimos siempre y a veces lo único que puedo ofrecerte son unos minutos de mi compañía, a penas nada más. Te regalo un poco de mi tiempo aunque a veces dudo de que realmente te sirva para algo, pero ante la duda, aquí sigo. Disfruta del fin de semana, espero el lunes estar a la altura de las expectativas. Me acercaré al mar, si el tiempo me lo permite y me tranquilizaré, espero encontrarte aquí el lunes.
Recibe mi abrazo. Cuídate