24. El mes de mayo lo pasamos tranquilas en Adelaide

El mes de mayo lo pasamos tranquilas en Adelaide. Thomas estaba pendiente de nosotras pero desde la distancia. Algún día había aparecido con Lucy para tomar un café a media tarde. Se le veía preocupado, se lo notaba cada vez que hablaba conmigo, estaba segura de que algo sabía que no me quería contar. Yo había pasado un par de semanas sin ganas de salir de casa, iba a trabajar y volvía con Emily. Llamaba a mi madre a menudo para saber que estaba bien. Ella también se preocupaba por mi, y la única manera de dejarla tranquila era cuando escuchaba mi voz. Mi suerte era saber que Sergio se ocupaba de ella. Sergio…

Echaba tanto de menos a Sergio… sus caricias, sus labios, su voz, su cálido abrazo, sus manos, sus manos en mi cuerpo, su tacto, su piel, su aroma, sus palabras. Comencé a llamarlo muy a menudo, día si y día también, si no escuchaba su voz no podía dormir, me quedaba intranquila y a él le encantaba llamarme o que lo llamara. Por fin comenzaba a comprender que lo amaba de verdad.

-Talara, te echo muchísimo de menos, tengo ganas de verte. Ya queda poco para que regreses, ¿no? Ya junio. ¿Qué vas a hacer? ¿Sabes algo?

-Antes del 20 debería estar fuera, hago tres meses aquí. Regresaré unos días, arreglaré los papeles y me volveré por otros tres meses, si te apetece volver conmigo, podemos alquilar una casa. Piénsalo.

-Talara, ya hemos hablado de eso. Ahora no puedo abandonar el trabajo, estamos en lo último de algunos casos y hemos de llegar hasta el final.

-¿Qué sabes de mi caso? ¿Hay novedades? Lo que pasó aquí ¿tiene algo que ver?

Fue una conversación que se quedó sin terminar.

-No quiero hablar de ese tema por teléfono. Cuando vuelvas hablamos.

-Sergio

-Dime

-Te echo de menos, mucho.

-Yo también a ti.

-Un beso, enorme.

-Otro para ti

-Sergio

-¿Si?

-Necesito…

-¿Qué?

-¿Me quieres?

-¡Talara!

-¿Qué?

-¡Claro que te quiero!

-Necesitaba escucharlo

-Tengo ganas de verte, de abrazarte, de besarte, de… ¡Yo qué sé!

-Mmmm, queda poco y  lo estoy deseando. Piénsate lo de venir conmigo.

-Lo pensaré

Los días pasaron sin novedad. Emily había conseguido vuelo para el 24 . Viajaría sola. Tenía ganas de regresar para ver a mi madre, a mis amigos, y sobre todo, para ver a Sergio. Me quedaban pocos días para disfrutar Australia, pero tenía fe en volver. Aún me quedaba mucho por ver, por sentir.

Llamé a Javier para decirle cuándo regresaba.

-¡Qué alegría! Ya tengo ganas de verte y que me cuentes en directo todas esas experiencias. Cuenta con volver. Con lo que me has ido enseñando, quizás sea interesante plantearse meter un pie como empresa. La semana que viene hablamos. Pedro y Jaime están arreglándolo todo, y creo que vas a poder irte de nuevo cuando quieras, quizás en agosto. Bueno, tengo que dejarte, hablamos la semana que viene.

A penas me había dejado hablar, siempre que lo llamaba terminaba hablando él. Era un enamorado de Australia, todo lo veía a través del corazón, se emocionaba con todo hasta hacerme pensar que si regresaba, él sería mi compañero de viaje.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.