5.Las puertas correderas se abrieron ante mi

Las puertas correderas se abrieron ante mi. Sergio nos esperaba en el coche con una enorme sonrisa. Emily estaba a mi lado, sujetándome. Tomé una enorme bocanada de aire fresco antes de abandonar el hospital:

-¡Bienvenida vida!

Miré al cielo dando gracias por todo, aunque no era muy creyente, a veces me sorprendía a mi misma agradeciendo de esa manera, era lo que sentía, no sabía si alguien me escuchaba o no, pero realmente en ese momento era algo que necesitaba decir. Daba gracias al cielo por mi vida, aunque se hubiera complicado mucho seguía respirando; gracias por mis amigos, eran los mejores; gracias por mi familia y gracias por las personas que se dedicaban a salvar y cuidar la vida de los demás.

Un escalofrío recorrió de pronto mi espalda y por mi cabeza pasaron imágenes de otro hospital.

-Talara, vamos, Sergio nos espera y no puede parar mucho tiempo.

-Acabo de recordar una de las veces que fui al hospital a ver a mi padre. Qué triste es a veces la vida. Qué triste es a veces recordar. Ahora me da miedo, Emily, posiblemente tenga que recordar muchas cosas desagradables y no sé si seré capaz de soportarlo.

-No estarás sola. De momento me tienes a mi, y cuando regreses a España también estaré, aunque lejos, estaré a tu lado para lo que necesites, siempre, tenemos las video llamadas, los mensajes de texto, las cartas o el mail. Sergio también lo pasará contigo, y tu madre, apóyate en ellos, no te cierres. Recordar es necesario para curar las heridas, para abrir nuevos caminos, para saber quién eres. Verás como todo saldrá bien. Siempre fuiste una persona fuerte y ahora tendrás que demostrártelo a ti misma.

Emily me abrazó y besó mi frente.

-¡Cuánto te voy a echar de menos, Talarilla!

Antes de salir me había despedido de todo el personal sanitario que de una manera u otra se habían preocupado de que todo saliera bien, o de hacerme sentir bien. Todos los trabajadores son importantes en un hospital, del primero al último, cualquiera podría hacerte sentir mal, y de la misma manera cualquiera podía hacer tu estancia más agradable, y yo no podía quejarme de nada, todo lo contrario, tenía mucho que agradecer.

Qué importante era tener un apoyo en la vida, sentirse querido, saber que pasase lo que pasase siempre habría alguien dispuesto a tender su mano hacia ti. No siempre ese apoyo tenía que venir de alguien muy cercano, pero lo importante era tenerlo, sentirlo. Para avanzar, a veces, necesitábamos ir de la mano de alguien que no nos soltara, que permaneciera. Tenía la suerte de contar a mi lado con personas así, dispuestas a no dejarme caer. Yo siempre decía que ese sentimiento se podía tener de la misma manera con personas a las que no conocías físicamente, pero con las que habías pasado muchas horas hablando, contando, escuchando, en una palabra, sintiendo. Las redes sociales favorecían el poder estar cerca de muchas personas a las que no habías visto, pero a las que sentías. Era peligroso, lo sabía. Si teniendo al alcance de tu mano toda la información, como era el día a día, podías no conocer a las personas, cuando esa información era tu cerebro el que la completaba, era más fácil el engaño, pero aún así, yo había sentido cariño por muchas de esas personas que había detrás de esos avatares. De un modo u otro todos necesitábamos cariño, necesitábamos que alguien nos escuchara. El mundo real a veces podía resultar agotador y tener como vía de escape una red social, poder acercarte a otras personas aunque sólo fuera unos minutos, a leer lo que pensaban y sentían, te hacía sentir que no estabas solo, y eso realmente era importante. Después de pasar por alguna situación traumática, uno llegaba a su casa y una vez que cerraba la puerta, la soledad podía caer y aplastarlo, las redes sociales podían conseguir que eso no sucediera, podían ser un apoyo en determinados momentos en los que lo importante era pensar que no estábamos solos.

 

Sergio conducía y yo lo miraba desde el asiento del copiloto, tenía un impresionante perfil. Podía haber olvidado muchas partes de mi vida, pero recordaba los sentimientos, lo que sentía, lo que me hacían sentir y eso era un buen comienzo. Acaricié su mejilla y se me erizó la piel.

-Talara no me distraigas, es peligroso, voy conduciendo por la izquierda y eso necesita toda mi atención.

-Es verdad, lo había olvidado.

Emily, desde el asiento de atrás lo iba guiando.

-Vamos a ir a una de las playas que más te han gustado. El pobre Sergio aún no ha visto nada, sólo conoce el hospital y mi casa.

 

4 comentarios sobre “5.Las puertas correderas se abrieron ante mi

  1. ALEX RUIZ Emotivo y maravilloso capítulo !!! Aunque no puedo p las mañanas espero impaciente la noche para leerte. Jejeje de crío quería ser bombero o escritor y acabe de enfermero de urgencias, espero ver tu libro en una librería lo mereces. Un gran abrazo y 😘😘😘

    1. Ser escritor es compatible con lo que te pasa, así que anímate a contar lo que sientes, lo que has sentido, lo que te ha dado la vida y lo que te ha quitado. Escribir ayuda muchísimo a entender muchas cosas. Un abrazo, Alex!

  2. Talara precioso capítulo !!! Me encanta leerlos estoy de viaje pero no he podido resistirme…y hoy me ha encantado por el tema de las personas que conoces en las redes sociales y puedes compartir cosas tan increíbles ,recibir y dar tanto amor dulzura y cariño, esperando tu siguiente capítulo te mando un inmenso abrazo y beso 😘😘😘😘

    1. Gracias Xelo!!! Me alegra saber que te ha gustado y que incluso cuando viajas me lees. Disfruta tu viaje!!! Creo que en las redes sociales hay muchas personas que se sienten solas y necesitan cariño, si se utilizan bien se puede llegar a conocer a buenas personas y eso es lo importante. Un abrazo enorme y disfruta tu viaje!!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.