12.¿Cuántos significados podía tener una canción?

¿Cuántos significados podía tener una canción? Dependía casi siempre del momento en el que la habías escuchado por primera vez, de tu estado de ánimo, de la compañía, de lo que te hubiera hecho sentir, que no siempre iba acorde con el significado de la letra, y habitualmente no significaba lo mismo para todo el mundo, ni siquiera para las personas que la habían escuchado juntas. La música siempre había jugado un papel importante en mi vida porque siempre había estado presente en ella, lo mismo que el mar, significaba paz para mi espíritu. Esta vez me estaba dando la bienvenida, me infundía alegría por dejar todo atrás, por dejar de lado el sufrimiento, por tener a Sergio a mi lado. Me ofrecía la felicidad por el amor, por los amigos, no podía prestar atención a la parte dedicada al sufrimiento. Sabía que había tenido suerte al haber encontrado a personas maravillosas y poder contar con ellas a pesar de todo, era en estos momentos cuando me daba cuenta de lo que valía realmente la amistad. Esta canción me hacía sentir por fin en casa, en mi hogar, alegría por haber regresado, por estar viva y por tener personas a mi lado a las que quería con toda mi alma.

Poner un pie en la calle hizo que me notase un poco desprotegida. Iba con Sergio y eso me daba algo de seguridad. Llegamos a casa de mi madre y allí me esperaban las cosas de mi oficina, ella había tenido que pasar a recogerlas o de lo contrario las habría perdido, la policía había cerrado todo, habían permitido a los trabajadores ir a por sus pertenencias una vez comprobado que no eran necesarias para la investigación. No me cabía ninguna duda de que para ella había tenido que ser muy duro, pero de momento habíamos evitado el tema. Mi madre aparentaba fortaleza, pero estaba segura de que en algún momento todo le iba a pasar factura.

Delante de un buen plato de caldo decidimos ir a pasar la  semana a la casa familiar. Mi madre y yo cogeríamos el tren. Sergio vendría a pasar el fin de semana con nosotras y regresaríamos el domingo en su coche.

-Talara. ¿Crees que es buena idea? ¿No es algo pronto? Podías darte algo más de tiempo, no sé, un par de semanas quizás.

-Entiendo tu preocupación Sergio, pero creo que cuanto antes me enfrente a ciertas cosas, antes podré seguir con mi vida. Va a ser positivo para mi, estoy segura, tengo buenas vibraciones. Necesito esto. No puedo ser sólo partes de una historia, me urge reorganizar el puzzle que habita en mi cabeza, saber quién soy, quién fui.

Necesitaba cuanto antes enfrentarme a los recuerdos de mi niñez, estar con mi madre, hablar con ella de todo lo que había pasado, de cómo se sentía, de cómo me sentía. No iba a ser fácil, pero comenzaba a verme un poco fuerte y con ánimos de enfrentarme a mi vida. Al regresar comenzaría a mirar ofertas de empleo. Me había enterado, por Sergio, de que alguno de mis compañeros de trabajo ya se habían recolocado en otras empresas, otros  habían ido a trabajar a Alemania, a Irlanda, y los que habían pensado irse a EEUU estaban un poco pendientes de los acontecimientos. Sergio había arreglado mis papeles mientras había estado enferma, pero ahora tenía que ir yo a firmar y a terminar de arreglar todo lo referente a la Seguridad Social, al paro… Me daba un poco de miedo enfrentarme a ciertas cosas, sabiendo que a veces, podría encontrarme con alguna persona borde que me hiciera tambalear la autoestima y las ganas de luchar, era un momento delicado en mi vida.

Mi madre pasó su brazo alrededor de mis hombros y me estrechó con fuerza.

-Tranquilo Sergio, estaremos bien.

 

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