Mi querido amigo:

En las grandes ciudades la vida transcurre tan rápido que las historias desaparecen. Te absorben de tal manera que llegas a formar parte del conjunto viendo cómo se difumina tu existencia en la de los otros.
Así me sentía hace unos meses, salía a la calle y me sumergía en medio de una marea de personas que se dirigían a trabajar, a hacer deporte, a hacer compras y cuyas historias me eran ajenas, pero curiosamente no me sentía sola.
Ahora, ha cambiado todo demasiado deprisa como para darnos tiempo a digerirlo, a saber qué pensar o en qué lugar estamos. Salgo a caminar, aquí se puede hacer deporte todavía y veo calles desiertas, personas que se alejan de otras por miedo y la ciudad de pronto parece áspera, desagradable, cuando empiezo a sentir desaliento me dirijo hacia el jardín botánico desde donde puedo, de nuevo, mirar al mar, lo único que en estos días sigue dándome tranquilidad.
Recibe mi abrazo. #quedateencasa.