Mi querido amigo:

A veces me cuesta trabajo entender, o creer lo que escucho o leo.
¿Cómo es posible que un sanitario, un policía, un trabajador de supermercado… tenga que encontrarse al llegar a su casa con un letrero escrito por un vecino que le pide que se vaya y piense en los demás porque puede contagiarlos? ¿En qué momento nos hemos vuelto tan hipócritas o cínicos o mala gente?
¿Tan difícil es la empatía en momentos críticos?
El que escribe esos letreros sólo tiene que hacer una cosa para evitar el contagio y es quedarse en su casa, sin salir a nada y calladito, más fácil no puede ser. Menos mal que la estupidez no es contagiosa.
Perdona, pero si no te contaba esto, se me atragantaba.
Por suerte existe la otra cara de la moneda, personas que les ayudan, que les llevan comida, que les aplauden de corazón, que les proporcionan material necesario y esto sí debería ser contagioso.
Recibe mi abrazo. #quedateencasa