Mi querido amigo:

Veo pasar el tiempo sin saber muy bien en qué día vivo, de pronto ya es jueves y me quedo pensando que si no llega a ser por el almanaque que tengo colgado en la nevera, todos los días me parecerían el mismo. Repito mi rutina una y otra y otra vez, pocas cosas cambian al paso de los días.
Cada vez me gusta menos enterarme de lo que sucede en el mundo. Pongo buena voluntad, intento ver las ruedas de prensa y os puedo asegurar que la española no me da ninguna seguridad, hablan de cosas absurdas y estúpidas que nadie quiere saber: si se consume menos combustible, si ha caído la recaudación de impuestos por el juego y apuestas del estado, que si tantos por ciento para arriba que si tantos por ciento para abajo, ya ha pasado una hora y no me he enterado de nada, sólo de que ha disminuido el número de muertos y que es una alegría como si cada una de esas personas que ha fallecido fuera una ficha de dominó que se ha caído para el lado equivocado. Y así día tras día y cuando por fin hablan de que ya se comienza a ver la luz al final del túnel, de aflojar un poco las medidas de confinamiento, meten la pata hasta el fondo, no se explican, no piden disculpas por sus errores que siguen costando vidas, y una y otra vez a echar mierda sobre la cabeza de los demás. No creo que tengamos los políticos que nos merecemos, me niego a aceptar eso, creo que hay mucha gente válida en mi país y que nadie se merece lo que está pasando. Entiendo que no sería fácil para ningún partido, pero lo que no entiendo es la cantidad de vidas que les ha hecho falta para empezar a ser un poco más humanos y humildes. He escuchado a la ministra de defensa y es la primera vez que siento un aire de humanidad y algo de empatía de un político del gobierno hacia la situación actual. Ojalá comiencen a empatizar un poco con las familias que de una manera u otra estamos sufriendo y resistiendo y dejen de mirar para su ombligo que lo que nos espera es de todo menos bonito.
Recibe mi abrazo, #quedateencasa