Mi querido amigo:
La vida pasa muy rápido, demasiado, nos hemos ido acelerando a medida que íbamos creciendo y no hemos sabido parar, siempre dejándonos atrapar por el remolino de las prisas. Y de repente todo se ha detenido, nuestra vida se ha parado a la fuerza, el mundo se ha paralizado y nos ha obligado a mirarnos, a encontrar dentro de nosotros las fuerzas para seguir, lo analizamos todo y por fin comprendemos que lo realmente significativo es lo que llevamos dentro, nuestra capacidad de amarnos y de amar. Descubrimos la necesidad de permanecer cerca de las personas a las que queremos, la urgencia de los abrazos, de las palabras de consuelo, de cariño. De pronto somos conscientes de lo que verdaderamente importa.
Recibe mi abrazo. Cuídate.