102.Cuestión de humanidad.

Mi querido amigo:

En las primeras cartas que te escribí te hablé varias veces de la injusticia tan grande que me parecía lo que estaba ocurriendo con nuestros mayores. Estos días he visto cómo unas jóvenes maltrataban a una anciana y se grababan riéndose como si fueran buena gente. No juzgo a nadie, sólo me gustaría saber qué pensarían sus padres o sus abuelos si vieran semejante barbaridad, o qué pensarían ellas mismas si vieran que sus padres eran tratados de esa manera.
El respeto se enseña en el seno familiar, y yo he tenido la suerte de haber compartido mi vida con personas mayores desde que era bien pequeña que me regalaron una serie de valores que cada día que pasa aprecio más. Siempre sentí una ternura especial por ver que aquel que antaño fue fuerte como un roble de pronto, sin darse cuenta se va doblando para ver desaparecer su fortaleza en un abrir y cerrar de ojos y ver que tiene que depender de los demás.
No es cuestión de libertades, de ser modernos, o progres, es cuestión de tener humanidad y de ser buenas personas.
Recibe mi abrazo. Cuídate.

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