Mi querido amigo:
Estoy sentada mirando la ciudad mientras te escribo. Estoy en un edificio alto y veo a las personas que pasean por la calle como hormiguitas. Me gusta asomarme desde los pisos altos y ver el mundo a mis pies, no por sentirme poderosa ni nada por el estilo, sólo es una manera de ver y sentir lo pequeñito que somos, lo pequeñita que soy. Desde aquí los problemas también se ven pequeños y a veces hasta desaparecen en medio de la multitud. No entiendo a los que se creen dioses, poderosos o eternos, como si nada pudiera vencerlos, como si nadie pudiese sustituirlos, que equivocados están, se olvidan que la muerte nos iguala a todos, y mirarlos desde lo alto, también. Es difícil encontrar a alguien en especial, distinguirlo, y eso me hace recordar un grafity que vi en Melbourne en el que se dibujaba a las personas como hormiguitas, y eso es lo que está consiguiendo esta situación, que nos veamos como hormiguitas en un mundo que no entiende de hormigueros.
Recibe mi abrazo. Cuídate.