Mi querido amigo:
Cuando comencé a escribirte a diario lo hice sin pensar que iba a estar tanto tiempo a tu lado, ¿quién podía imaginar que esto fuese a durar tanto?
Esta es mi carta número 200, he compartido contigo mis pensamientos, alguno de mis recuerdos, he paseado a tu lado por jardines y parques y juntos hemos mirado el mar.
Me has escuchado, me has leído, te he leído. Sin conocernos, sin saber nuestros nombres, sin haber visto nuestras caras, nos hemos tomado cariño. Hemos conseguido, juntos, que la vida pareciese un poco más sencilla, un poco más amable, que nos tratase un poco mejor.
Charlar, de vez en cuando, elimina tensiones, nos relaja y nos hace un poco más felices, nos aleja del mundo real y nos lleva a lugares mágicos en los que todo podría ser posible, charlar, en momentos de pandemia, puede suponer la diferencia entre estar solo y sentirse acompañado.
Recibe mi abrazo. Cuídate.