Mi querido amigo:
A veces pienso que realmente no sé si mi voz te da calma, si te hace bien escucharme, si te doy paz o esperanza. Nos hemos dado compañía durante muchos días. Mi afán no es más que ese, el de darte compañía durante un ratito, el de que no te sientas tan solo, la soledad no es fácil de llevar en momentos como estos, el de que sepas que hay alguien que espera que lo leas o lo escuches. Las palabras bonitas, los agradecimientos, los abrazos que te envío, sólo intentan calmar tu espíritu y transmitirte un poco de paz. No todo el mundo entiende los gestos, lo sé, pero sigo enviándote mi abrazo. Cuídate.