1.Compartir instantes.(Puedes escucharlo en Anchor, Spotify, Googlepodcasts. Busca Arropando estrellas)

Primer episodio 30 enero 2021. Compartir instantes.
(Sumérgete en el mundo mágico de los recuerdos para conciliar el sueño y revivir los buenos momentos. Descubre la importancia de las costumbres y sigue arropando estrellas de la mano de Bosquina Monzón)

Me gustaría acompañarte en ese tiempo en el que no eres capaz de conciliar el sueño, para que intentes relajarte y descansar.
Quiero robarte unos minutos para compartir pequeños instantes mágicos que nos va dando la vida e intentar que te relajes escuchando mi voz. Deja que fluya la sintonía entre los dos.
Te acompañaré al mundo mágico de los recuerdos y los sueños. Seré tu guía, déjate llevar, permíteme atraparte con mi voz.
Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.

Hay días que estoy muy apurada, el tiempo se me escapa de las manos, es como si quisiera volar o alejarse de mí. Intento atraparlo en letras y quizás por eso, a veces lo pienso, me guste tanto hacer fotografías, a todo lo que veo bonito o me llama la atención. Quizás los que adoramos hacer fotos, escribir, o pintar, lo único que intentamos sea eso, atrapar momentos, guardar un poquito de lo que fue nuestro tiempo, esconderlo para que no se escape. Quizás sea un poco ladrona del tiempo.
Te contaré algo, desde bien pequeña me encantaba acercarme a los álbumes de fotos que había en casa de mis padres. Aún los recuerdo, y también recuerdo su olor. Olían a familia, a tiempo divertido con amigos, a pasado entretenido, a alegría. Me gustaba preguntarle a mi madre ¿dónde estaba yo? ¿quién era aquel bebé tan sonriente? ¿cómo se llamaba aquella amiga? Y así la hacía volverse un poco loca con mis preguntas o quizás por un momento la hacía regresar a otras épocas también felices y más tranquilas.
Recuerdo también una caja que guardaba una tía de mi madre y que para mí era como el cofre del tesoro, eran sus recuerdos, atesoraba en ella fotos, algún collar, algún dibujo, una caricatura suya, un monedero plateado con monedas antiguas y alguna que otra cosa más que no debió llamar mucho mi atención. Siempre le preguntaba: ¿podemos ver tu caja? Y ella me respondía: ¡ve a por ella! Me acercaba contenta a su armario, abría la puerta y sonreía al encontrarme con aquella pieza de madera antigua que tenía un paisaje pintado en su parte superior. Volvía con ella al salón y allí comenzaban a chispear mis ojos ante tantos recuerdos de juventud olvidados y revividos gracias a una niña de seis años. Creo que a ella le encantaba contarme sus secretos una y otra vez, no se cansaba de contestar a mis preguntas y yo la veía sonreír con los ojos brillantes de emoción: “esta caja me la regaló mi padre, y esta caricatura me la hizo un dentista amigo mío cuando era jovencita, este dibujo lo hizo mi hermana, no sé si te conté alguna vez que pintaba fenomenal y era de las pocas mujeres que trabajaban de delineante. Este chico de aquí quería casarse conmigo, ¡era tan salado! ¡cómo me gustaba! me habría casado con él…, pero vivía demasiado lejos, y comenzó una guerra.”
Yo asistía sin apenas moverme de mi sitio, sin hacer ruido para no romper la magia de su voz, a la historia de una vida recordada por esos pequeños ladrones de tiempo que son los recuerdos.
Seguramente tú también tienes escondido en tu memoria algún recuerdo mágico que podría devolverte el sueño. Relájate pensando en esos recuerdos, en esas personas maravillosas que en algún momento formaron parte de tu vida, haciéndola un poco mágica, llena tus pulmones de aire y déjalo que se escape lentamente.
Ya no te robaré más tiempo por hoy, la semana que viene volveré a ser de nuevo esa voz que comparte un poco de su tiempo robándote un poco del tuyo y seguiremos arropando estrellas. Descansa.

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