8.¿Me estás pidiendo que acepte mi sueño?

 

-¿Me estás pidiendo que acepte mi sueño? ¿Que firme donde dice que me voy a Australia con los gastos pagados? ¡¡¡¡Javier!!!!

-¡Tu sueño y el mío, Talara!. Tienes unos huevos, perdona la expresión vulgar, pero es que tienes unos huevos… ¿Cómo iba a dejarte ir sola al país de mis sueños? Me vas a abrir una puerta, o por lo menos vas a ser la ventana por la que pueda mirar. Gracias a tu decisión podremos intentar hacer algo en el otro lado del mundo. Ven.

Tomó mi mano y me llevó hacia el globo terráqueo gigante que tenía en su despacho.

-Estamos aquí. -Señaló España. -Y te vas aquí. -Señaló Australia después de girar la bola. -¡Las Antípodas! ¿Eres consciente del paso que vas a dar?

-Javier sólo pretendía alejarme de todo esto una temporada, dejar de ver las cosas de siempre, tomar distancia. Nada más.

-Talara, te estoy dando la oportunidad de irte pero sin dejar tu trabajo. ¡Acepta ya! ¡Firma!

-No sé si seré capaz de soportar esto, Javier, sería seguir trabajando, seguir pensando en todo lo que pasó y lo que necesito es borrarlo de mi cabeza. No sé si es una buena opción.

-Talara, es la oportunidad de tu vida. Puedes tomarte el principio como unas vacaciones, ve, asiéntate, toma contacto con la ciudad, conoce gente, déjate guiar por tu amiga y en dos o tres semanas lánzate a conquistar Australia. ¡Vamos! ¡Firma! Disfrutarás igual pero con la seguridad de no ser una carga para nadie. Sabes que yo no tengo prisa.

-¿Javier, por qué haces esto? Siempre eres tan amable conmigo…

-Jajaja ¡Talara no pienses cosas raras! ¡Podría ser tu padre! Soy amigo de tu familia desde nuestra juventud, íbamos al instituto juntos, después coincidí con tu madre en la universidad. Tu padre y yo fuimos uña y carne durante muchos años, los tres éramos inseparables, nos movíamos juntos siempre que podíamos. Siempre pendiente de ellos y ahora de ti, no podría fiarme de nadie más para encomendarle nuestra posible expansión. ¡Vamos! ¡No sé a qué esperas!

Sin pensarlo más me santigüé, como había visto hacer a los mayores cuando era pequeña, tomé el bolígrafo que me tendía y firmé. Después de firmar suspiré con tanta fuerza que me dio miedo. Javier se levantó, me dio la mano y de nuevo un abrazo.

-¡Enhorabuena Talara! ¡No te arrepentirás! Arreglaremos nosotros los papeles, el viaje… No te preocupes por nada. Te iré contando. No te demores en lo que tengas que hacer porque esto no tardará mucho.

Dejé su despacho y al cerrar la puerta tras de mi tuve que apoyarme, me fallaban las piernas, me temblaba todo el cuerpo, cerré los ojos, cogí aire, los abrí y comencé a caminar con una seguridad que me decía que había tomado una buena decisión. ¡La suerte estaba echada!

 

2 comentarios sobre “8.¿Me estás pidiendo que acepte mi sueño?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.