20.Nos dirigíamos a cenar a un restaurante del muelle cuando sonó mi móvil.

Nos dirigíamos a cenar a un restaurante del muelle cuando sonó mi teléfono.

-¿SI? -Cuando era mi móvil el que sonaba contestaba a la española.

-¿Talara? Soy Thomas. ¿Estáis en Melbourne?

-¡Hola Thomas! -La cara de Emily cambió a una mueca de disgusto. -Si, aquí estamos.

-No sé qué planes tenéis, yo tengo una mesa reservada en el Rock Pool,  es mi cumpleaños y estaría encantado de que vinieseis Emily y tu, ¿qué me dices?

-Uf, no sé, lo consulto, ¿vale?

-No me cuelgues, pregúntale ahora y dime algo.

Tapé el teléfono y hablé con Emily.

-Es uno de los mejores restaurantes de la ciudad, le va a costar caro, pero bueno, paga él. Si a ti te apetece vamos.

-Ok, cuenta con nosotras.

Thomas se puso muy contento. Quedamos a las 7:30, tomaríamos un vinito cerca y a eso de las 8 cenaríamos.

-¡Thomas!  ¡Felicidades! -Corrí y y me abracé a él como si nos tratásemos de toda la vida, porque realmente a veces era lo que sentía, que éramos amigos desde el principio de los tiempos, que nos conocíamos, si no de esta vida, de otra vida pasada, pero lo que me hacía sentir era tierno. ¿Por qué a veces nos transmitía mucho más alguien al que acabábamos de conocer que personas cercanas que a penas nos decían algo?. Me parecía curioso, pero con Thomas me sentía como en casa, protegida y querida, como si perteneciese a mi familia o a mis amigos de siempre. Hay personas que irradian paz, que nos iluminan , y él, al igual que Emily era lo que me hacían sentir.

-¡Gracias! ¡Talara, qué alegría me habéis dado!

-¿Y tu novia?

-Vendrá más tarde, le ha surgido un contratiempo..

-La esperamos, entonces.

-No, no, no llegará a cenar, si después os apetece tomar una copa ella se acerca.

-Vale.

Cenamos la mejor carne del mundo, la más sabrosa y jugosa, en la mejor de las compañías. Al terminar de cenar nos tomamos una copa en un bar de la zona y hablamos los tres como si nos conociésemos de toda la vida. Thomas era un encanto, muy simpático y guapísimo. Su novia no apareció así que nos acompañó al hotel dando un paseo. La noche era cálida.

-Mi novia y yo vamos a volver haciendo la Great Ocean Road, si os apetece venir os llevamos. Salimos mañana tempranito, con la idea de dormir por el camino y llegar a Adelaide el lunes noche.

A Emily le pareció bien, anulamos el vuelo y una de las noches de hotel y regresamos con ellos. Madrugamos mucho, pero valió la pena.

Paramos en Torquay, donde a principios de mes había sido el campeonato de surf famoso en el mundo entero, el Rip Curl Pro Bells Beach. Magníficas playas llenas de surfistas.

-«Mi reino por una tabla de surf».

Emily adoraba el surf, su casa parecía más una casa de una quinceañera que de una empresaria hecha y derecha. Posters de surfistas por todas partes, tablas , neoprenos, aletas…, más pósters de surfistas…

Nos pusimos en marcha, nuestra intención era poder ver lo máximo posible y  dormir por el camino, siempre teniendo en cuenta los horarios australianos y que en otoño oscurecía antes.

Paramos varias veces hasta llegar a Port Campbell con sus impresionantes formaciones rocosas entre las que se encuentran los Doce Apóstoles. Esqueletos de barcos naufragados y sus historias que te ponían la piel de gallina.

-Podría quedarme aquí la vida entera, mirando esta preciosidad de acantilados y disfrutando el silencio, la soledad, las vistas y el olor a mar.

-Talara, ¿qué harías con los ruidosos turistas? -Lucy me hizo un guiño de complicidad.

-¡Los prohibiría! -Reímos todos.

De camino al hotel, Thomas aminoró la marcha.

-Alguien nos está siguiendo.

-¡Ya está Thomas con sus películas!

-Lucy, es en serio. Llevan todo el día siguiéndonos. Al principio no le di importancia, pensé que eran cosas mías, pero hay un coche que se para cada vez que lo hacemos nosotros.

-Thomas, por Dios, la ruta la hace igual todo el mundo.

-Lo sé y por eso paré varias veces en lugares que no están indicados.

-¿Estás seguro? -Esta vez fui yo la que hablé.

-Si Talara, no sé qué pretenden, ni qué pasa, pero nos están siguiendo y estoy empezando a preocuparme.

Emily aprovechó el momento para contarle a Thomas un resumen de mi vida en España y la llamada que había tenido antes de salir. Lucy estaba con la boca abierta de par en par.

-¿Os habéis puesto en contacto con la policía?

-Con la de aquí no. No creo que tenga nada que ver una cosa con otra.

-A ver, ¿estás hablando de una trama de personas que llegaron a operar en Japón y me dices que crees que no tiene nada que ver el que alguien te llame y te avise de que tengas cuidado con lo que te ha ocurrido en España ? Talara, por favor.

Thomas me estaba haciendo sentir fatal.

-¿Crees que os estoy poniendo en peligro?

-No lo sé. De momento vamos a continuar, es de día y no creo que quieran meterse en problemas.

Se hizo el silencio durante unos minutos.

-¡Nos van a adelantar!

Todos aguantamos la respiración durante unos segundos que fueron eternos. Miramos hacia la derecha para ver cómo nos pasaban, pero al ponerse a nuestra altura pegaron un volantazo haciendo que Thomas perdiese el control del coche. Gritos y silencio.

 

2 comentarios sobre “20.Nos dirigíamos a cenar a un restaurante del muelle cuando sonó mi móvil.

  1. Siempre busco en internet todos eso sitios de los que hablas con tanta pasión. Es increíble pero parece que voy a conocer Australia como si hubiese estado allí. Muchas gracias Talara y «be Careful». Te sigo leyendo, un beso.

    1. Gracias Lola!!! Un placer saber que me lees y que buscas los sitios. Un poquito si estuviste. Hay amigas que llevan guardados en su corazón, allá donde van, a sus amigos. Muchos besiños.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.