29.Estaba intranquila por Sergio

Estaba intranquila por Sergio. Cada día llegaba más tarde a casa y cada día se quedaba hasta más tarde trabajando en su ordenador. Aunque la pasión seguía fluyendo entre nosotros el cansancio se hacía notar.

-Sé que prometí no volver a preguntar…

-Pues no preguntes

-Sergio… Trabajas demasiado y me estoy empezando a preocupar, duermes muy poco.

-No hay nada de qué preocuparse, sólo estoy intentando dejar trabajo adelantado para que podamos tomarnos por lo menos una semana libre e irnos por ahí. Necesito ya desconectar y dedicarme a ti. Sabiendo que falta poco para que te vuelvas a ir, quiero pasar unos días solo contigo, solos tu y yo, sin teléfonos, sin jefes, sin ruido. ¿Te apuntas?

Salté sobre él y casi nos caemos. Me agarré con mis piernas a su cintura y lo besé.

-¡Claro que me apunto! Javier lleva tiempo diciéndome que me tome unos días antes de regresar a Australia. ¿Y ya sabes a dónde me vas a llevar?

-Estoy pensando si ir a…

-Shhhhhhhh. -Le tapé la boca con mi dedo. -Si puedo elegir prefiero no saberlo. ¡Sorpréndeme!

-¡Una manera maravillosa de decirme que me encargue yo de todo!

Nos echamos a reír.

-¿Y cuándo? ¿Cuándo podremos irnos?

-No sé, aún está todo en el aire. Si no hay complicaciones  en un par de semanas, quizás podamos.

-Es por ir diciéndoselo a Javier y que vaya haciéndose a la idea.

 

Después de una semana impaciente, sin saber, ni atreverme a preguntar, apareció Sergio con un cubo y una pala de colores chillones.

-Nena, ¡¡¡coge tu bañador que nos vamos!!!

Reímos hasta casi ahogarnos. Me abracé a él.

-¿Cuándo, cuándo nos vamos?

-Mañana

-¿Así, sin más?

-¿Cuál es el problema?

-¡No sé qué llevar!

-Pues no lleves nada, he alquilado una pequeña cabaña con salida a una calita, así que no vas a necesitar nada. Tu, yo, el cielo, el mar… ¿Quedó un poco cursi, verdad?

No pude hacer otra cosa más que abrazarlo, abrazarlo y besarlo de nuevo.

-Jooooooo. ¡Me encantas, Sergio!

Lo siguiente que hice fue avisar a mi jefe, que no se sorprendió en absoluto.

-¡Por fin! ¡Relájate y disfruta!

Debía estar ocupado porque enseguida me colgó.

-¿Mamá?… No estás… No podré despedirme… Mañana nos vamos de vacaciones, pasaremos unos días fuera. Te quiero.

Estaba segura de que a mi madre no le iba a gustar nada el no haberse despedido de mi, pero no había tiempo. Sólo estaría fuera unos días.

Por la mañana volví a intentarlo pero no daba señal. Lo intenté de nuevo antes de bajar al coche, sin éxito. A la vuelta le contaría.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.