40.Fue maravilloso el reencuentro

Fue maravilloso el reencuentro. Tanto los amigos como el lugar me recibían con los brazos abiertos. Me parecía curioso haber recogido y sembrado tanto cariño en tan poco tiempo, y tanto amor hacia una tierra que no era la mía. Australia se dejaba querer. Primavera hacia verano, ¡qué locura! en España otoño hacia invierno. De momento el clima estaba siendo similar al que había dejado en mi tierra, cálido, pero fresquito, unos días chispeaba un poco y otros nubes y claros.

-Tranquila Talara. Pronto llegará el buen tiempo, creo que mañana empiezan a subir las temperaturas. ¿Te dijo Emily que ya ha planificado toda tu estancia aquí? Tiene una libreta para no olvidarse de nada, en la que ha ido apuntando: cosas que ver con Talara.

-Emily ¿Es eso cierto?

Emily movió afirmativamente la cabeza y me acerqué a ella para abrazarla.

-¡Pero qué amiga más buena tengo!

-Tenemos que ir a ver ballenas, hay que llamar y preguntar si ha aparecido alguna; al Uluru, a la Barrera de Coral…

-¡No sigas!, ¡no sigas! Estás consiguiendo emocionarme de más, ya quiero ir a ver todo eso.

-No te creas, también te planifiqué alguna visita de trabajo, pues me han llamado un par de empresas para contactar contigo y que les cuentes de primera mano vuestro proyecto.

-¡Eso es magnífico! ¡Javier se va a emocionar cuando se lo cuente! Lleva tiempo pensando en venir, se le han complicado las cosas y ahora no será fácil, pero sigue interesado en abrir algo aquí. Bueno, ya se verá en qué queda todo. ¡Pero qué amiga más eficiente tengo!

-Llevo varios meses pensando en todo. ¡Ah! ¡Se me olvidaba!, también está en mi libreta Tasmania. De momento el fin de semana nos quedaremos por aquí, estoy de viaje toda la semana y llegaré agotada.

-¡Oh! ¡Mi primera semana y la voy a pasar sola!

-Sabrás qué hacer. Ya no eres novata. Te queda mi coche por si te apetece usarlo. Están mis padres y Thomas que pueden ayudarte si lo necesitas.

La noche del sábado la pasamos charlando de nuestras cosas.

-¿Cómo te ha ido por España?

-Bien, no he tenido queja. Algún susto y alguna novedad. ¿Sabes? Mi madre se ha liado con mi jefe.

-¿Qué? ¡Cuenta, cuenta!

La puse al día de todo lo que había sucedido. Nos reímos, nos reímos mucho. Estar con Emily me sentaba realmente bien. Ella llevaba un año largo sin salir con nadie en serio, no tenía ningún interés, estaba cansada de los hombres.

Se fue el domingo y yo estuve toda la semana sola, con alguna cita de trabajo, pero con bastante tiempo libre. Aproveché para volver al jardín botánico y ver sus árboles en otra época del año, visité la Waterfall Gully, que lucía impresionante, había llovido tanto semanas atrás, que habían tenido que cerrar una de las zonas. A mitad de semana había quedado con Thomas y Lucy, me invitaban a tomar un High tea, cogí el tranvía que comunicaba directamente el centro de la ciudad con la playa de Glenelg, llegué antes de tiempo y pude pasear por su jetty respirando el aire que venía del mar, cerrando los ojos y dejando que me invadiera esa sensación de bienestar y placidez que me transmitía. A las tres de la tarde me acerqué al Stamford y Thomas ya me estaba esperando. Mis tripas ya protestaban, qué pronto se habían acostumbrado al horario australiano, menos mal que a las doce había tomado un tentempié. Tres pisos de  sandwiches,  pastelitos y scones acompañados de nata y mermelada consiguieron que me enamorara del local. Después de una copa de champán, Thomas me confesó que estaba un poco intranquilo por mi.

-Vamos, Thomas. Estoy bien. No va a pasar nada, ya verás. Déjame que disfrute Australia sin demasiadas preocupaciones, ¿vale?

Intenté que no se diera cuenta de la ansiedad que había generado en mi. Fui en su coche de regreso a casa, en cuanto nos despedimos llamé a Spike para que me hiciese compañía, y esa noche durmió pegado a mi.

Había ido a hacer la compra al mercado,  Emily llegaría el viernes y quería tener todo listo para no tener que obligarla a ella a salir el sábado. El mercado de Adelaide me encantaba, había un montón de puestos bien ordenados y coloridos, había de todo, frutas, verduras, chucherías, café, pan, carne, pescado, flores… bares, cafeterías en la que comer algo, una zona de restaurantes chinos y tiendas de souvenirs… Me gustaba el sitio, el edificio, el olor, los colores, todo. Antes de salir compré unas flores.

Cuando Emily llegó yo estaba KO en el sofá, menos mal que Spike la oyó entrar y con sus ladridos de bienvenida me despertó. Ese fin de semana lo tomamos relajado, en casa, con visitas y planeando el siguiente viaje.

 

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