45.Ese sábado mis amigos me tenían otra sorpresa preparada

Ese sábado mis amigos me tenían otra sorpresa preparada.

En Australia, en cuanto pasa el día de difuntos aparece todo ya de Navidad. No dejaba de ser curioso, por lo menos para mi, el ver los bikinis compartiendo escaparate con renos, bolitas, guirnaldas y nieve falsa. Papá Noel en bañador era una de las figuras favoritas de los turistas, y todos los centros comerciales tenían alguna para elegir.

-Talara, mañana he quedado con Thomas y vamos a ir hasta la ciudad por la mañana, hay que salir temprano.

-¿Qué es temprano?

-A las 9 como muy tarde, mejor un poco antes.

-Vale. ¿Me despiertas tú?

Mi carita de ángel la convenció enseguida, me conocía tan bien que sabía que o me despertaba ella o llegaríamos tarde a donde quiera que me iban a llevar.

A las 8,30 de la mañana Thomas apareció con una diadema de cuernos de reno en su cabeza.

-¡Muy favorecido!

-Pues tengo una para ti

Me tendió una diadema idéntica a la suya.

-¡Venga! ¡No tenemos todo el día! !Vamos a llegar tarde!

Cuando salimos de casa de Emily había bastante tráfico. Thomas nos acercó hasta lo más cercano al centro que estaba permitido, parecía que alguna de las calles principales de la ciudad estaban cerradas al tráfico.

-¡Bajad aquí! Voy a intentar aparcar.

Una oleada de gente dirigiéndose hacia el mismo sitio nos arrastraba.

-Emily ¿Qué es esto? ¿Qué pasa hoy aquí?

-¡The Christmas Pageant!

-¿Qué?

-¡La Cabalgata de Navidad!

-¡Pero si hoy es 12 de noviembre! ¡Y son las nueve de la mañana!

-Siiii. Aquí siempre es así, en noviembre, es el pistoletazo de salida para organizar todo lo de Navidad. La gente lleva semanas esperando. Pronto los niños estarán de vacaciones de verano, esto es el recordatorio de que el curso está a punto de terminar.

-¡Dios mío! Terminar el curso en diciembre… el verano… A mi cabeza le cuesta adaptarse a esto.

La abracé y caminamos juntas hasta coger un sitio en el que pudiésemos ver bien. Estaban las calles llenas, Las primeras filas eran sillas plegables que se usaban para todo, para las excursiones, para ver los partidos de los hijos, para los acontecimientos al aire libre, cada uno se llevaba su silla y bueno, era una manera de que más gente pudiera ver. Nos quedamos en tercera o cuarta fila, pero primeros en pie. En unos minutos llamó Thomas para saber dónde estábamos y al poco llegó a nuestro lado.

-Qué difícil aparcar. ¿Qué? ¿Ya sabes cuál era la sorpresa?

A las 9,30 ya había empezado la cabalgata, el suelo estaba mojado, había llovido, pero parecía que el cielo se iba a despejar, los niños estaban abrigados, casi parecía invierno, a pesar de que la temperatura era agradable. Faltaban dos meses para nuestra cabalgata en España. Me gustaba muchísimo la Navidad y esta era una manera de meterme de lleno. Grandes paquetes de regalo acompañados de enormes caramelos adornaban las farolas, Papá Noeles gigantes en plena calle comercial, colores, guirnaldas…

Los niños empezaban a ponerse nerviosos, se acercaba la cabalgata. Bailarinas, payasos, cada una de las carrozas acompañada por un gran elenco de personas disfrazadas del mismo tema. Bandas de música, desfiles. Me pareció magnífica. La gente estaba entusiasmada, los payasos iban haciendo de las suyas y dando besos y caramelos, se acercaban y se alejaban, hacían piruetas y siempre sonriendo. Era fantástico. Las calles rezumaban alegría.  Varios payasos se acercaron a donde estábamos, le dieron caramelos a Emily y a Thomas, uno se acercó a mi oído al tiempo que me ponía en la mano un caramelo y un papelito.

-Léelo más tarde, que nadie se entere.

Pegué un salto hacia atrás, guardé el caramelo, intenté sonreír y salió una mueca, el payaso me saludó con un gesto como el de cualquier otro. Esperé hasta el final de la cabalgata con la mano en el bolsillo, me comía la curiosidad, ¿qué podría decirme un payaso en una notita? Estaba preocupada y Emily se dio cuenta.

-¿Qué te ha parecido? Vamos a tomar algo, anda. ¿Estás bien? Tienes una carita, como si te hubiesen dado un susto.

-Bien, si. !Venga vamos a tomarnos algo! ¡Qué preciosidad de disfraces! ¡Me ha encantado!

No encontraba el momento oportuno para leer el papel que me había dado el payaso. Tomamos algo, después comimos con Thomas y Lucy. Tuve varias ocasiones de hacerlo, pero me daba miedo, esperaría a llegar a casa, si ponía algo desagradable se me notaría en la cara. No quería preocupar a nadie.

Llegamos a casa tarde y después de un rato me despedí de Emily dando la excusa de que había sido un día muy largo e intenso.

-¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?

-Sólo cansada, no te preocupes. Mañana hablamos. ¡Gracias por este día tan maravilloso!

La besé y salí del salón. Al llegar a mi habitación saqué de mi bolsillo la nota, el escalofrío que recorrió mi espalda me dejó helada.

«Be careful, You trust too much»

«Ten cuidado, te fías demasiado»

 

 

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