3.Resultaba difícil enfrentarse de nuevo a la vida.

Resultaba difícil enfrentarse de nuevo a la vida. Aún no había salido del hospital, pero sabía lo que me esperaba fuera y eso generaba en mi angustia. No sabía muy bien cómo pero Emily había conseguido que me trasladasen de Alice Springs a un hospital de Adelaide en cuanto supieron que mi vida no corría peligro pero aún no había despertado, ella tenía que comenzar a trabajar y no podría hacerse cargo de mi de otra manera. En Adelaide era todo más fácil para ella, y para que Sergio pudiese quedarse.

Había conseguido, por fin, hablar con mi madre sin que ninguna de las dos tuviera que colgar. Era complicado. Ella se sentía culpable por haberme expuesto de semejante manera, pero no entendía que el único culpable era Javier. Las amistades eran así a veces: falsas. Lo que más le dolía era pensar que habían sido íntimos amigos prácticamente desde siempre, que se habían fiado de él  hasta el punto de confiarle mi vida. Estaba claro que si alguno de ellos hubiesen visto algo reprobable en él no hubieran permitido que se acercase a mi.

-Mamá, ¿quién iba a pensar que esto terminaría así? Nadie sabía que me estaba utilizando, ni siquiera Sergio sospechó de él.

-Mi niña, te puse en peligro y eso no puedo perdonármelo. Me fiaba de él, vivía con él. Tu padre no me lo perdonaría…

La voz comenzaba a fallarle, así que cambié de tema.

-¿Sabes? pronto me darán el alta. Después tendré que esperar una semana o dos, volver por aquí y después volar… Tengo ganas de verte.

-Yo también a ti, cariño. ¡Cuídate!

Mi madre estaba pasando un calvario, no me cabía la menor duda. Nunca había pasado por su cabeza volver a vivir con otro hombre tras la muerte de mi padre, así que realmente debía de querer mucho a Javier cuando aceptó irse a vivir con él. Sólo esperaba que esta decepción no le pasase una factura que no fuera capaz de soportar.

En algo nos parecíamos, en lo poco que desconfiábamos de las personas, no veíamos maldad en las acciones, quizás por eso a veces nos comían. No era fácil intentar averiguar el interior real de cada individuo sin verme a mi misma como falsa, no quería ser desconfiada, no podía, no sabía, así que no iba a quedarme otro remedio que el de estar dispuesta a seguir sufriendo. Había cosas que no se podían cambiar.

Siempre había sido muy lenta en la vida, o eso pensaba. Lenta a la hora de pensar, lenta a la hora de responder, lenta a la hora de comprender, lenta a la hora de vivir. Vivía en un mundo interior que se formaba y variaba, que inventaba, pero que sentía, siempre había sido así y muchas veces había pensado si realmente no tendría un problema, un defecto, una «enfermedad». Con el tiempo había descubierto que quizás fuera de esas personas que pertenecían al mundo de las llamadas «altamente sensibles», había leído varios artículos sobre ello y me habían dado un respiro, comenzaba a pensar que no era la única persona en este mundo que se sentía extraña, a veces desconcertada y muchas veces incomprendida; empatizábamos demasiado, sentíamos demasiado, sufríamos no sólo por nosotros, también por los demás, y sufríamos mucho. Alguna vez sintiéndonos como la solución a los problemas de otros a costa de nuestro dolor, atormentándonos con lo que habíamos hecho o dejado de hacer. Era complicado de explicar y quizás también de entender, pero más complicado era vivir así, sufriendo a cada paso por todo y por todos, sin saber muy bien cómo actuar, sintiendo, sintiéndolo todo, sintiendo a todos y queriendo también a todos. Pese a todos los problemas seguía creyendo en los demás, en el corazón y en el alma buena de los demás. Mi problema, quizás, era que no sabía vivir de otra manera. El hombre era un ser social, y yo, que siempre había sido una persona bastante tímida, adoraba esa sociabilidad, necesitaba sentirme querida, necesitaba querer. De eso no me había olvidado, seguía pensando que el amor y el cariño eran lo más importante de la vida, sin los que no se podría vivir. Siempre había creído que las personas que más duras parecían eran las que más cariño necesitaban.

 

4 comentarios sobre “3.Resultaba difícil enfrentarse de nuevo a la vida.

  1. ALEX RUIZ Hola Talara ya estoy Aqui , no veia la hora!!! Cuantas veces me abran sacado a la calle y aunque quería comerme los hígados en mi cara había una falsa sonrisa . Me gusta mucho tu forma de escribir pues lo haces desde el corazón y c el alma…muchos besos 😘😘😘🌹🌹🌹

  2. Talara increíble me tienes enganchada… como te dije la semana pasada me identifico en algunas situaciones,esa excesiva sensibilid que puede hacernos sufrir tanto… esperando el siguiente capítulo, un beso enorme 😘😘

    1. Muchas gracias, Xelo!!! Las personas sensibles son las que más sufren. Escribir, lo sabes tan bien como yo, ayuda a librarnos un poco de ese dolor. Un besazo enorme y de nuevo gracias!!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.