Mi querido amigo:
En unos días los niños empezarán un nuevo curso escolar. No sé si tienes hijos en esas edades o si trabajas con ellos de alguna manera, pero en las redes no paro de leer el miedo que tienen los padres, y los profesores y no los culpo. Gobiernos poco claros, normas difíciles de cumplir, temor a los contagios a sus cuidadores que muchas veces son los abuelos, como a ellos mismos.
El miedo nos hace ver a cada niño como una bomba de relojería. Los padres y los profesores tendrán que armarse de paciencia, de cariño y de fé.
Cuando comenzó todo esto y nos explicaron que procuráramos no tocarnos la cara, empecé a ser consciente de la cantidad de veces al día que lo hacía. Así que no puedo ni imaginarme lo difícil que será para cada uno de los niños no ir corriendo a abrazar a su amigo, no quitarse la mascarilla para que le entienda su compañero, no poder compartir nada con el otro. Por desgracia van a aprender a ser individualistas y egoístas. El ser humano, sociable por naturaleza aprenderá a dejar de serlo, aunque tengo la esperanza de que la espontaneidad vuelva a ganarse su terreno. Lo tienen muy difícil los padres, los profesores y los alumnos. Ojalá la suerte vuelva a sonreírnos. Recibe mi abrazo. Cuídate.