Mi querido amigo:
Siempre he llevado bien la soledad, aún queriendo a mi familia y a mis amigos, nunca me ha importado estar sola, caminar sola, visitar los sitios sola o tomarme un café sola. Creo que siempre he sabido vivir hacia adentro. Me gusta dar y recibir cariño, no puedo negarlo, pero también me gusta la soledad.
Leer tranquila y en silencio, escribir relajada sin hacer ruido, caminar y hacer fotos, grabar mi voz para que me escuches.
Todo ha cambiado, muy deprisa, demasiado deprisa y ha girado los esquemas de nuestra vida. Hemos aprendido a vivir más el día a día, sin saber qué pasará mañana, y aunque antes tampoco lo supiéramos, teníamos otras certezas y caminábamos más erguidos porque teníamos planes, porque sabíamos lo que íbamos a hacer de aquí a un año o quizás más. Nos ha costado comprender que lo que importa es lo que ocurre hoy, lo que hacemos hoy, las personas a las que queremos, amar, querer al que nos rodea, sentir la magia del día a día. Charlar, abrazar, besar, disfrutar aunque no podamos hacer planes.
Recibe mi abrazo. Cuídate