9. Los anillos de Saturno, la Vía Láctea y la Great Ocean Road.(Puedes escucharlo en Anchor, Spotify, Googlepodcasts. Busca Arropando estrellas)

Noveno episodio. Los anillos de Saturno, la Vía Láctea y la Great Ocean Road. (24/marzo/2021)

(En Arropando estrellas hoy te propongo que te relajes mirando al cielo, contemplando las nubes, las estrellas y la Luna, disfrutando de todo lo que el mundo nos ofrece)

Continuamente miro al cielo, siempre que puedo, pues puede decirnos más de lo que pensamos. Estos últimos días sólo me dice que me quede en casa si no quiero mojarme. Las nubes me hipnotizan, sobre todo cuando vuelan movidas por el viento. De pequeña, cuando salía de confesarme, miraba al cielo esperando una aprobación de ese ser divino que todo lo perdonaba, y a veces, mi mente lo veía sonreírme entre las nubes, en ese momento respiraba profundamente llenando de vanidad mis pulmones.
Relájate mirando al cielo, si quieres. Inspira profundamente, intentando ser consciente de tu respiración procurando que por un momento sea más intensa y más lenta de lo normal. Y permíteme atraparte con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.

Mi padre tenía un telescopio desde el cual vi por primera vez la Luna desde un poco más cerca y también los anillos de Saturno, recuerdo que me quedé totalmente sorprendida, pues no sabía que cualquier persona podía descubrir tanta belleza. A mi padre también le gustaba mirar el cielo pero él lo entendía. Sabía de la influencia de la luna en las mareas, la colocación de las estrellas y su nombre, y a qué playa podríamos ir dependiendo de dónde soplara el viento. Me habría gustado llegar a conocer un poco más de esa parte del universo que a muchos se nos escapa, yo sólo me limito a mirar las nubes, a buscar en el cielo estrellas y a hacerle fotos a la Luna.
Los cielos de Australia, en cuanto te alejas de la ciudad, te hablan, te muestran el secreto que encierra el universo. La primera vez que hicimos la Great Ocean Road, que es una enorme carretera que discurre pegada al océano por la costa del estado de Victoria, que comienza en Port Fairy y termina en Torquay descubrí que a simple vista puedes ver la Vía Láctea, ese enorme camino de estrellas que la contaminación lumínica nos impide observar normalmente. Me quedé fascinada. Mi marido conducía y yo iba embobada, con la cabeza pegada al cristal para verla mejor. La grandeza de todo lo que nos rodea se nos pierde entre una montaña de problemas que a veces nos inventamos. La belleza está ahí, para el que sabe mirar, y no se necesita nada para poder disfrutarla. Esto me enseñaron mis padres, y esto intento transmitirle yo a mis hijos. Muchas veces es difícil ver, porque nos dejamos arrastrar por el bullicio de la vida, por el devenir de las cosas.
Me gusta ver las puestas de sol porque creo que cada una es diferente a las demás, sus colores y las sensaciones que nos transmiten y me encanta mirar la Luna y buscar estrellas. A mis hijos procuro enseñarles los cielos cuando los veo bonitos, las nubes y en época de lluvia de estrellas les pido que me acompañen, hemos pasado juntos algunas noches sentados en la terraza mirando al cielo, esperando que fueran las estrellas las que nos arroparan con su fugaz luz, las veces que hemos conseguido verlas, desde Galicia no es siempre fácil, nos íbamos a la cama con esa felicidad que da el sentirse satisfecho, el haber visto cumplido un deseo; y también procuro que se enamoren de la luna, cuando hay eclipse lunar, cuando de pronto miras al cielo y la ves enorme, o las veces que se reduce a una pequeña sonrisa que parece recién salida del cuento de Alicia en el país de las maravillas.
Hay tantas cosas que deberíamos aprender a disfrutar y transmitirle ese sentimiento a nuestros hijos para que se enamoren de su planeta y de lo que le rodea, para conseguir que se empeñen en hacer un mundo un poco mejor, que se preocupen por él y lo cuiden. El mundo nos ofrece continuamente sus maravillas, sus colores, sus sonidos, sus olores, sus formas y nuestras sensaciones al disfrutarlo. Si amas todo lo que te rodea, tus hijos también lo amarán y te recordarán siempre al mirarlo. La magia siempre está en los ojos del que mira.

Gracias por acompañarme en este pequeño viaje en el que hemos mirado el mundo juntos, de una manera diferente. Espero lo hayas disfrutado. El jueves que viene estaré contigo de nuevo arropando estrellas. Ahora relájate y descansa.

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