Decimo tercer episodio. 22 abril 2021 El gigante de hierro.
(No sólo la música nos acerca a instantes que nos gusta recordar, también las películas. Esta vez fue una escultura la que me recordó El gigante de hierro. Acércate conmigo a New South Wales y relájate mientras escuchas mi voz. Sigue conmigo en Arropando estrellas.)
Cuando mis hijos eran pequeños en uno de sus cumpleaños, o quizás fuera el día de Reyes, les regalamos la película El gigante de hierro. Aparentemente muy sencilla pero es de esas que en el fondo enamoran el alma, la vimos decenas de veces y cada vez que la vemos la disfrutamos más. Un niño, un gigante de hierro, un escultor chatarrero, la madre del niño…
Hacía tiempo que no la recordaba, pero estos días, en una pequeña vuelta por el interior de New South Wales descubrimos una carretera que me la trajo de nuevo a la memoria.
Acomódate en tu lugar favorito y disfruta de estos momentos de soledad compartida. Respira profundamente e intenta sentir el aire entrando y saliendo lentamente de tus pulmones. Cierra los ojos y permíteme atraparte con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.
Cualquier cosa por pequeña que sea, cualquier diminuto objeto, puede hacernos revivir situaciones y momentos que hemos disfrutado especialmente con los nuestros. No sólo la música puede acercarnos a esos instantes, también un libro, una frase, y en este caso, una escultura fue la que desencadenó, en mi memoria, un sin fin de imágenes en familia, en el salón de mi casa, con los niños pequeños. Unas imágenes siempre nos llevan a otras. Los recuerdos siempre se van encadenando como fuertes eslabones de la cadena de la vida.
Yo conducía, y una enorme rana construida con retales de metales montada en una bicicleta llamó mi atención, a su lado dos enormes flores acogían a una abeja que buscaba su néctar, aparqué para hacer alguna foto y descubrir que aquello que me había parecido en un principio una chatarrería quizás fuera el estudio de un escultor. Mi hija me hizo notar la semejanza con el escultor del Gigante de hierro, ambos utilizaban “chatarra” para crear objetos decorativos y bonitos, dándoles una segunda oportunidad a piezas que sin el trabajo de sus manos acabarían amontonadas sin más. Un hombre de hojalata tocando un piano que por su apariencia interna había sido pasto de las llamas, pero que estaba revestido por maderas blancas que le daban aspecto de nuevo, flanqueaba la casa, al igual que un esqueleto enorme de metal de un dinosaurio que parecía que te avisaba de que estabas acercándote peligrosamente a Parque Jurásico.
Después de tomar algunas fotos, seguimos nuestro camino a lo largo de una enorme y aparentemente aburrida carretera, por sus larguísimas rectas y lo monótono del paisaje. Siempre procuro disfrutar de las vistas, porque sé que Australia nunca defrauda. Si vas por pequeños pueblos siempre hay algo que llamará tu atención, los árboles, el paisaje, el color del cielo o el de la tierra, los caminos que alejan las casas de la carretera principal y en los que se pueden ver la creatividad a la hora de construir buzones, esto es algo que siempre me llamó la atención y que me encanta, si vas un poco pendiente te enamorarán y te atraparán con su magia. A lo largo y ancho de la carretera iban apareciendo bicicletas colgando de los árboles, la primera que vi pensé que sería un recordatorio de la muerte de un niño, los australianos suelen hacer ese tipo de recordatorios, no sólo marcándolos con flores, también con fotos, o con prendas usadas regularmente por esa persona. Pero cuando vi que era continuo, y que en alguna de ellas había montado algún animal encima, supuse que serían obras del escultor adornando la carretera. Cuando paramos en el pueblo le pregunté a una señora que amablemente me explicó que era para ir llamando la atención de los turistas y que no se aburrieran, pero que lo de las bicis colgadas en los árboles había sido para una fiesta y después ahí se habían quedado. La verdad es que llaman la atención y tener algo en lo que pensar mientras conduces para no aburrirte, creo que puede evitar muchos accidentes en esas carreteras en las que a penas te cruzas con algún coche.
Las cosas que vemos, las situaciones que vivimos, siempre pueden aportar algo provechoso a nuestra vida, aunque a veces el lado positivo de los acontecimientos esté demasiado escondido para que podamos apreciarlo, en algún momento nos servirá, aunque solo sea para ayudar a otras personas a salir adelante.
Intenta ser positivo, buscar fuerzas en tu interior para darle una segunda oportunidad a esas piezas negativas que vamos amontonando en nuestro interior. Libera tu mente de lo que te impide avanzar. Cuando algo te agobie respira profundamente concentrándote en lo que sientes al poder respirar, al soltar el aire deja que arrastre con él lo que te molesta, lo que no te gusta, relájate y descansa. Espero haberte ayudado a pasar unos minutos concentrado en mi historia. La semana que viene aquí estaré, de nuevo Arropando estrellas. Te espero.