(Hoy en Arropando estrellas te guiaré por el templo que es tu cuerpo para que te relajes de una manera fácil y puedas disfrutar del silencio y la calma después de liberar tus tensiones del día a día.)

Hace ya tiempo, durante mis años de instituto, una amiga me recomendó un libro del que no recuerdo el título, pero del que sí recuerdo que en mitad de la historia, aparecían unas páginas en las que el protagonista contaba la manera más fácil de poder relajarse. Me había llamado muchísimo la atención el método, intenté seguirlo y fue la primera vez en mi vida que de verdad conseguí sentir cada una de las partes de mi cuerpo y relajarlas.
¿Te apetece acompañarme? Te guiaré para que puedas soltar tus músculos, intentaré que te relajes y consigas acercarte durante unos minutos a la felicidad que se encuentra en la calma de tu interior. Permíteme atraparte, como siempre, con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.
Túmbate, si puedes, en el suelo, sobre una alfombra o una esterilla, y colócate como si te hubieses caído de algún sitio o en la postura más cómoda en la que puedas estar. Intenta centrarte durante unos minutos en tu respiración, procurando que sea relajada, tranquila, pero sin forzarla.
Piensa en tu cuerpo como si fuera un templo o un palacio lleno de gente, en el interior de cada una de sus estancias hay personas charlando, caminando, corriendo y necesitas que salgan todas porque hay una emergencia, un incendio, por ejemplo, en una de las habitaciones o simplemente, porque es hora de cerrar. Tú, como buen guardián, eres el encargado de ir habitación por habitación guiando a la gente hacia el exterior.
Permanece con la boca entreabierta, es la puerta de salida, piensa que todas las personas tienen que llegar hasta ella para poder abandonar el templo.
Intenta llevar tu mente hacia todos los rincones de tu cuerpo, puedes empezar pensando en tus pies, llega hasta ellos, es la habitación más alejada de la puerta de salida y necesitas que todas las personas que están en esa sala, la abandonen con calma, a todos los que te encuentras por el camino los vas avisando de que tienen que salir. Llegas a los dedos y uno a uno los vas desalojando, siente cómo se van quedando vacíos y cómo la gente va corriendo hacia la puerta de salida, tú sigues caminando por el pasillo que son ahora tus piernas sin dejar a nadie atrás, vas vaciando habitaciones y sintiendo el hormigueo por tus piernas, si sientes que en alguna parte por la que ya has pasado se ha quedado alguien, regresa mentalmente a por él, siente cómo se van quedando vacíos tus gemelos y a continuación tus muslos, completamente relajadas las piernas caminas por tus glúteos sintiendo cómo todo el mundo corre para salvarse y la paz que queda tras esa avalancha de personas, todos están ahora por tu espalda o por tu vientre y los vas sintiendo a medida que caminan hacia el cuello, mientras todos van saliendo hacia tu boca, tú te diriges hacia tus manos, todos deben irse, alguno se hace el remolón en uno de tus dedos y regresas a buscarlo, lo guías de la mano y subís juntos por el antebrazo hacia el brazo, todo tu cuerpo se está quedando vacío y notas esa calma que te transmite, pero aún hay personas en tu cabeza y subes a avisarlas de que deben irse. Poco a poco se van dirigiendo todos hacia la boca, mientras van saliendo recorres mentalmente todo tu cuerpo para comprobar que no queda nadie, que está totalmente relajado, tus músculos flojos, sin tensiones los pies, las piernas, sin tensiones los glúteos y la espalda, sin tensiones los brazos, relajado el cuello y libre la cabeza. En tu cara dibujada una sonrisa porque lo has conseguido, todos se han ido y están a salvo, tú también. Permanece en esta postura unos minutos y disfruta del silencio, de la calma de conseguir liberar tu cuerpo de las tensiones del día.
La semana que viene estaré de nuevo Arropando estrellas. Ahora, descansa.