23.El saxofonista de Circular Quay. (Puedes escucharlo en Anchor, Spotify, Googlepodcasts. Busca Arropando estrellas)

(En todas las ciudades hay personas a las que no conocemos pero podríamos echar de menos si faltasen, eso me pasaba con el saxofonista de Circular Quay. Que alguien se acerque a ti sin conocerte puede ser la única vía de escape de algunas personas que sólo necesitan poder charlar con alguien. Descubre en Arropando estrellas a esas personas de tu ciudad. Acompáñame.)
En todos los pueblos y en todas las ciudades hay personas que llegan a hacerse familiares para sus habitantes habituales, músicos callejeros, personajes curiosos, o simplemente por verlas a menudo, son las personas, podríamos decir, que forman parte del paisaje diario.
En Sydney ocurre lo mismo. Si caminas habitualmente por la ciudad te irás haciendo con las caras, las voces, los gestos, de personas que se cruzan contigo, sin decirte nada, pero con las que perfectamente podrías saludarte.
Siéntate en tu sofá cómodo, cierra los ojos e intenta concentrarte en tu respiración, no la fuerces, sólo siéntela. Siente el aire entrar y salir de tu cuerpo, trata de relajarte. Permíteme atraparte con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.
En mis paseos por Circular Quay casi siempre me paraba a escuchar a un saxofonista que de vez en cuando hacía salir de su saxofón la música de Seal, uno de mis cantantes favoritos, o algún tema de Leonard Cohen. Con esta crisis del covid desapareció, al igual que muchos otros, del mapa de la ciudad, pensé que quizás sería de esas personas que tuvieron que abandonar el país, pero el otro día, paseando con mi hija, lo encontramos de nuevo, escuchamos su saxofón desde la lejanía, nos miramos sonriendo, sonaba de nuevo, Seal, y supimos, sin lugar a dudas, que era él. Me acerqué y le sonreí, él también me sonrió, no sé si me reconoció, alguna vez le había pedido permiso para grabarlo con el móvil, pero con mi mirada le di de nuevo la bienvenida. Lo echaba de menos.
No sé si llamarlo empatía o humanidad, simplemente sé que muchas veces pasamos cerca de personas que aunque no las conozcamos personalmente, nos transmiten positividad, nos lanzan una chispa que se hace huella, y sin más nos encontramos echando de menos a personas que no conocemos. No sé si es bueno o malo, a veces el bagaje de la vida de los otros también se nos puede hacer pesado, pero hay tanta soledad que es una carga, que es bueno compartir tiempo.
A lo largo de mi vida se han acercado a mí muchas personas simplemente a charlar, personas anónimas que necesitaban unos minutos de compañía, unos minutos de charla sin reproches, unos minutos de sentir calor en una mirada, alguna vez en un primer momento he sentido miedo, sin demostrarlo, pero cuando miras a una persona cara a cara y ves luz en esa mirada el miedo se disipa, quizás he sido atrevida muchas veces, pero creo que la soledad de algunas personas se hace tan difícil de llevar que necesitan charlar con el primero al que no le importe escuchar y liberar el interior, poder descargar su pensamiento y aliviar un poco su alma.
Tal vez porque haya sido capaz de verme a mí misma en esas mismas circunstancias, la vida puede dar tantas vueltas, tantos giros, que cualquiera de nosotros podríamos sufrir un revés, comprendía que era necesario aliviar su tristeza.
Busca entre tus recuerdos a esas personas que has echado de menos sin conocerlas, a esas personas que de alguna manera alegran tu ciudad.
Respira de nuevo siendo consciente de cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. Espero hayas pasado unos minutos relajado. La semana que viene estaré de nuevo Arropando estrellas. Te espero, pero ahora, descansa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.