26. Sydney amaneció silencioso.(Puedes escucharlo en Anchor, Spotify, Googlepodcasts. Busca Arropando estrellas)

Hay días que esto se hace más duro, llevamos siendo fuertes demasiado tiempo y la distancia nos va royendo por dentro a momentos. Sé que lo vamos llevando bastante bien teniendo en cuenta los kilómetros, el tiempo que hace que no pisamos España, la falta de abrazos, de amigos, de familia y las ganas de ver a nuestro hijo, pero hay instantes que son más duros porque todo te lo recuerda, porque te das cuenta que hay personas que siguen sin entender el sufrimiento de los demás, que siguen negando la evidencia y saltándose a la torera las normas, y eso, a los que estamos fuera, nos va quitando la esperanza de poder volver pronto. Sé que a pesar de todo no podemos quejarnos. “No podemos quejarnos”, ese es el mantra que me repito una y otra vez para no perder la calma.
Es un tema que no pretendía tratar aquí, poco tiene que ver con lo que hago normalmente, pero a veces, es necesario hablar.
Siéntate en tu lugar favorito, respira profundamente e intenta relajarte con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.
Hace días que Sydney amanece silencioso, han parado las obras de la ciudad y eso siempre se nota, las campanas de la catedral llevan varias semanas sin sonar, sólo se escucha el traqueteo lento y a veces algo triste, del tram, no hay gritos, ni voces, ni manifestaciones, ni gente regalando folletos que hablan de Dios, de Alá, de las granjas chinas de humanos para trasplantes de órganos, de terminar con el comunismo o con el cambio climático, ni de la libertad para Assange. Sydney, como te digo, está tranquilo, demasiado tranquilo, pero pese a todo, los casos no bajan, las medidas tampoco. Lo único positivo es que hemos llegado al 14% de vacunados con las dos dosis.
Podría salir a hacer deporte, pero hasta eso evito a veces, porque me pone triste ver una ciudad como Sydney, fantástica, soberbia, magnífica, espléndida, monumental, grandiosa, y sobre todo mágica, sola, sin gente que la recorra, sin personas que la fotografíen, sin multitudes con prisas, sin coches, sin atascos, nadie que se asombre de su Puente o de su Ópera, de sus playas estupendas, de su clima maravilloso; nadie que te pida con los ojos chispeantes de luz que por favor le hagas una foto utilizando como fondo, cualquiera de sus monumentos. Los teatros se han callado, las luces se han apagado, los artistas callejeros han desaparecido de nuevo, y las estrellas son el nuevo techo de personas que han perdido su trabajo, los puentes, como en los libros de intrigas, acomodan a personas que no pueden pagarse nada mejor.
Quizás hoy no te ayude a relajarte ni a dormir, pero a veces, es necesario contar un poco de la realidad. Te espero, si quieres, la semana que viene y de nuevo estaré Arropando estrellas. Intenta descansar.

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