27.La magia del tiempo, la magia del espacio.(Puedes escucharlo en Anchor, Spotify, Googlepodcasts. Busca Arropando estrellas)

Una manera de contar historias o más bien, una manera de intentar conocer las historias de los demás es acercándose a su trabajo. Una parte de la historia, de las obras, de la vida que representaban esas obras de los grandes artistas, se encuentra encerrada en los museos o en las grandes bibliotecas. Cada vez que nos enfrentamos a un cuadro, a una escultura, a un libro o a un edificio, estamos descubriendo o haciendo contacto con lo que sentía su autor. Aún sin saber nada de escultura, de arquitectura, de pintura o de literatura, lo más importante es lo que significa para la persona que lo enfrenta, lo que le hace sentir.
Toma tu taza de café o de la infusión que más te apetezca entre tus manos, siéntate cómodamente en tu sofá, respira profundamente y permíteme atraparte con mi voz. Seas bienvenido a Arropando estrellas, un podcast de Bosquina Monzón.
Siempre que puedo me acerco a un museo, a una biblioteca o me paseo entre edificios imponentes, no sólo para admirarlos y recrearme en ellos, sino también para estudiar lo que hacen sentir a los que los observan. Si nunca te has fijado en la mirada de los otros, ahora es el momento. Lo que a mí me parece más interesante es lo que cualquier obra hace sentir, pero sobre todo, lo que le hace sentir a un niño, nunca mienten y rápidamente te das cuenta si les gusta o no lo que ven, si los atrapa o les hace sentir la magia especial de cada autor. Para mí, los niños forman parte de ese arte que se nos presenta. Cuando se les permite interactuar de alguna manera, lo disfrutan y lo viven.
Hace unos meses fuimos a ver la exposición Van Gogh Alive, y a parte de poder disfrutar de las obras del autor de una manera totalmente diferente a la que estamos acostumbrados, pues sus cuadros cobraban vida, eran seres vivos, pudimos disfrutar de lo que les hacía sentir a los niños que en ese momento estaban allí. Correteaban por la sala persiguiendo pájaros, tratando de recoger flores que nacían por doquier, intentando descifrar escenas que aparecían por el suelo, simulando que comían la fruta que brotaba dibujada a sus pies, alguno incluso desapareciendo en un fondo similar en colores a la ropa que llevaba puesta, girando sobre sí mismos para no perderse nada de lo que iba apareciendo mágicamente sobre todas las paredes de la sala, persiguiendo el tren que de pronto saltaba de muro a muro escapando de su mirada ingenua. Creo que nunca disfruté tanto una exposición. Como siempre digo, la magia está en los ojos del que mira.
En Sydney, al igual que en cualquier ciudad grande es muy fácil poder asistir a nuevas exposiciones continuamente, fuera del paréntesis del covid. Y es muy interesante cruzarse con niños y observar cómo disfrutan de lo que ven, cómo cada autor renace, por decirlo de alguna manera, en sus ojos, las obras de arte reviven cada vez que nos acercamos a disfrutarlas y cada vez que un niño disfruta de lo que está viendo, de esa obra de arte que alguien creó años atrás para otra persona, es cuando siento la magia del tiempo, la magia del espacio, esos momentos que reúnen al autor con la persona que admira su obra, y te hace comprender que todo ha valido la pena.
Si alguna vez te cruzas conmigo en un museo, procura no darme la espalda, es posible que cuando te despistes, aparezcas en una de mis fotografías. Disfruta, la próxima vez que te acerques a un museo, no sólo de las obras de arte que en él se muestran, si no también de las personas que te rodean y siente lo que el arte les transmite. Piensa en lo que te hace sentir también a ti y en qué es lo que suele llamar tu atención.
Gracias por acompañarme durante estos minutos, espero haberte hecho olvidar la monotonía del día. La semana que viene, estaré de nuevo Arropando estrellas. Te espero, ahora, descansa.

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