45.Mi vida privada se había convertido en un caos

Mi vida privada se había convertido en un caos.

Mi madre no quería dejarme sola y yo se lo agradecía, pero era consciente del coste personal que para ella suponía.

Martina intentaba ser amigable conmigo y seguía viniendo por mi casa todos los días, algunas veces salíamos a tomar un café, otras al cine y otras íbamos todos a cenar.

Al regresar de uno de estos paseos me había quedado mirando a un niño de unos dos añitos que perseguía a una paloma con la sana intención de darle de comer sus miguitas de pan, iba detrás de ella diciéndole: «no te vayes, palomita, no te vayes». La paloma seguía su camino acercándose peligrosamente a la carretera,  escuché al niño que le decía: «ten cuidado palomita, no cuces que te atopeyan». Me pareció tan tierna la escena que de nuevo comencé a llorar.  Había esperanza, el mundo aún podía salvarse.

Alfonso se había enfadado varias veces conmigo. La discusión más fuerte la habíamos tenido el día que le pedí que se llevase de nuevo sus cosas porque ya no vivíamos juntos y apenas teníamos nada en común.  Le había dicho que no podía seguir con él porque ya no lo amaba. Por un momento llegué a pensar que iba a matarme, menos mal que mi madre apareció por la puerta y Martina la acompañaba. Nunca había visto así a nadie, ese día había entendido el significado de frases que hacía tiempo había escuchado: «parecía poseído por el demonio»,  «tenía los ojos inyectados en sangre». Por primera vez había sentido miedo real de una persona. No sé si fue pensando que tenía mucho que perder o si le dio pena mi cara de terror, porque de pronto se tranquilizó e intentó abrazarme, pero no se lo permití. Había terminado llevándose sus cosas pero seguía viniendo diariamente a ver si todo iba bien. Todo se estaba complicando y parecía no tener fin.

Sergio apenas se ponía en contacto conmigo, no podía poner en peligro la operación. Sabía que me vigilaba para que no llegase a ocurrirme nada, pero lo hacía desde la distancia. A veces era esa distancia la que más miedo me daba.

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