52.No sabría decir muy bien lo que ocurrió…

No sabría decir muy bien lo que ocurrió, solo recuerdo despertarme tumbada en mi cama, Sergio acariciándome el pelo, diciéndome que todo estaba bien, que no me preocupara, que enseguida llegaría una ambulancia. Lo miré a los ojos y sonreí, acaricié su cara y al moverme sentí un fuerte dolor de cabeza.

-Tranquila mi vida, ya pasó todo. Nos los hemos llevado a comisaría.

-Sergio… ¿Qué ha pasado? Estaba…, estaba pintándome…, me pareció escuchar un ruido…, no sé…Me duele la cabeza, no puedo pensar… Sergio, ¿qué está pasando?

-Ahora vendrá la ambulancia.

-¿Quién está en comisaría?…

-Necesitas relajarte…

-Sergio… la cena… tengo que avisar… Sergio…

Me desmayé, eso me dijeron. Me desperté en el hospital totalmente desorientada, Sergio tenía mi mano entre las suyas, temblaba.

-Sergio… gracias por estar a mi lado. ¿Qué ha ocurrido, Sergio? -Me fallaban las fuerzas, me costaba trabajo hablar, pero no me encontraba nerviosa. Levanté con gran esfuerzo mi mano y le acaricié el pelo.

-Entraron en tu casa Talara. Debieron de pensar que ya habías salido. Tenían una llave, quizás la que utilizaron la otra vez. ¡¡¡Dios mío Talara, pensé que te perdía!!! -Su voz se quebró.

-¿Quién entró en mi casa?

-Talara… estaba tan impaciente por verte, abrazarte, besarte… me habías dejado tan…no sé, estaba tan inquieto por ti…, no pude esperar y bajé, iba a cruzar y vi que alguien entraba en tu portal. Cuando llegué ya te habían golpeado, lo siento, mi amor…

-Sergio… ¿quién me golpeó, quién entró en mi casa?

-Alfonso y Martina…, Talara…, perdóname, bajé la guardia un segundo… Podían haberte matado, entraron en tu casa, te golpearon, querían tu ordenador porque era la llave para entrar en la red privada de tu empresa, iban detrás de los datos que teníais sobre el material que investigáis para sustituir al tantalio en los dispositivos electrónicos y pisar la patente. Por un momento llegamos a pensar que tu jefe podía estar involucrado… -Muy despacio acerqué mi mano a su boca y lo hice callar, la bajé hacia su pecho y con las pocas fuerzas que aún me quedaban lo atraje hacia mi agarrándolo por la camisa.

-Bésame…, no hables. -Sergio me miró como si fuese la primera vez que me veía, tomó con mucho cuidado mi cabeza entre sus manos, se acercó más a mi, erizó mi piel con su beso, temblé como nunca antes había temblado, comprendí que mi vida ya no me pertenecía, porque no iba a poder vivirla sin él. Mi alma, mi mente, el aire que respiraba, todo llevaba su nombre.

-Sergio…

-Talara…

 

 

 

 

 

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